Confesión (II)

Nunca me arrepentiré de lo que hice. Nunca. Lo hice porque quería hacerlo, y estaba convencido de que era lo que tenía que hacer. Ahora, visto en perspectiva, creo que me equivoqué al aguantar tanto, al permitir tanto, al poner tanto de mi parte para que funcionara. Y una de las consecuencias desagradables es que desde que estaba con mi ex, no he quedado con otra gente tanto como antes, ni he cultivado mis pobres habilidades sociales, que si ya eran pobres, han quedado más que atrofiadas.

Sabía que estaba descuidando al resto de personas de mi entorno, gente que me apreciaba, que me resultaba interesante, a la que yo insteresaba, pero me parecía más importante nuestra relación, así que ocupaba prácticamente el 120% de mi tiempo en hacerla funcionar.

¿Y qué pasó? Pues que cuando te enfocas en algo demasiado, y lo pierdes, no tienes nada más, que es lo que me pasa ahora. Ahora que hemos roto me encuentro SOLO, no solo en el sentido de sin-pareja, sino casi sin amigos, casi sin contacto con otra gente más que cuando voy a mi tierra o en el curro o en el chat.

Es durísimo, increíblemente duro. Pero de todo se aprende, e intento corregir la situación a marchas forzadas, aunque con más pena que gloria, para qué negarlo.

1 comentarios:

Anónimo

7 de septiembre de 2008, 4:34

Siempre hay alguien a nuestro alrededor para hacernos compañía, sólo hay que mirar un poquito y sin darnos cuenta vemos a alguien que siempre estuvo ahí y pasó desapercibido. Pero de todos modos piensa que es mejor encontrarse SOLO que perdido entre una multitud.

Un beso, simplemente y.