¿Yo o él?

Volvía a casa desde una librería cercana donde, ya sabéis, me encanta perderme para dejar pasar el tiempo. El sol del final del verano no calentaba tanto como hacía unas semanas, y se notaba. Además, como a la vuelta de vacaciones el trabajo aun está relajado, pude salir a una hora civilizada y dejarme caer por la librería.

Antes de llegar a mi casa, me llamó la atención una camisa en un escaparate. Demasiado cara. Justo cuando levanté la cara para seguir mi camino, lo ví. Bueno, no se si es mejor decir lo ví, o me ví. Allí estaba. Yo mismo. Iba vestido con ropa mía, ropa de mi armario. Venía del supermercado con un par de bolsas. Estaba mirándome. Se quedó con la misma cara de asombrado que yo.

Siempre he sido un poco paranoico. Lo siento. No sabía qué podía significar aquello, pero no podía ser bueno. Nadie se encuentra con su doble, o su hermano gemelo secreto. O si a alguien le pasa, no nos enteramos. O no nos lo cuentan. O podía ser como en las películas de espías. O un experimento. Pero sentí el peligro de la situación.

Y un segundo después, su reacción me lo confirmó. Entrecerró los ojos, soltó las bolsas de un golpe, y salió corriendo detrás de mí. Cuando ví lo que estaba haciendo, me dí media vuelta y también salí corriendo, huyendo de él. Corrí como un desesperado, tropezándome con todo, hasta que al darme la vuelta comprendí que me había perdido.

2 comentarios:

mas de mi que de... lirio

23 de septiembre de 2008, 8:34

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Ligeia

30 de septiembre de 2008, 16:06

Es confuso, lo bueno es encontrarse.

Un beso