La Muerte

Seguro que habéis pensado, en algún momento de vuestras vidas, qué sentiríais en el mismo momento de vuestra muerte. No me refiero a pensar cómo vais a morir, o el sufrimiento de una enfermedad incurable hasta que llega el mismo momento de decir adiós. Da igual la forma de llegar, o de prepararse, o de afrontarlo. Ese momento ha de llegar, tarde o temprano, con dolor o sin él, pero llegará. Pues bien, ¿qué se siente en ese mismo momento?

Creo que lo sé. No he muerto para regresar, no. Pero sé lo que se siente. Se siente lo mismo que ahora siento yo. Vacío. La sensación más angustiosa y agobiante que puedo imaginar. El vacío. Tan vacío que no hay eco. No hay suelo, ni techo, ni paredes, la temperatura es perfecta, el aire completamente inodoro, no tocas nada, ni sientes nada. Recibimos toda la información del exterior por medio de los cinco sentidos, pero aquí no te sirven de nada. No hay nada que percibir. Sólo tú.

Y tus pensamientos. Eso es lo peor. Tu cabeza. Tu razón. La que nunca descansa. Cuando has muerto, tu corazón deja de latir. Tu cabeza no. Recuerdas toda tu vida, de cabo a rabo, de principio a fin, y cuando acaba vuelves a empezar. A veces, antes de acabar rebobinas un poco, pasas a cámara lenta y piensas: "Aquí no debí hacer eso". Pero ya es tarde, no puedes cambiar nada. Y como la cabeza es así de cabrona, empieza a pasar rápido los momentos agradables, y a recrearse en los malos ratos. Y te hace sufrir obligándote a ver a cámara lenta todo lo que hiciste mal: aquellas lágrimas a destiempo, las contestaciones que provocaron risas, las burlas por tus ocurrencias sin gracia, las frases lanzadas sin pensar, las indirectas sin venir a cuento... Todo. Sin fallar ni una. Sin que nada falte. Repitiéndose durante toda la eternidad, cada vez más despacio, sin llegar a detenerse.

Y todo esto lo sé porque ahora me siento morir, porque lo he vivido otras veces, porque creo que he arruinado mi vida otra vez.

2 comentarios:

mas de mi que de... lirio

7 de julio de 2008, 21:09

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Joseph Cartaphilus

11 de julio de 2008, 12:13

Yo no pienso morirme

Pero dicho esto, igual me muero.

Dichosos Dioses vengativos