La foto

No he sido nunca un gran aficionado al arte, ni me considero un experto, pero reconozco que me gusta visitar museos y exposiciones, y cuando voy de viaje me preparo una ruta con lugares interesantes para visitar.

Aquella era una tarde nubosa y fea como muchas otras de un mes primaveral más húmedo que de costumbre. Fui a visitar una exposición de un fotógrafo francés de los años 30 casi desconocido para el gran público, pero muy apreciado por los críticos. Me lo recomendó una amiga que sabía que, de lo contrario, me quedaría en casa carcomiéndome los sesos y dándole vueltas a mi vida.

La exposición en sí no era nada llamativa o espectacular. Retratos y escenas cotidianas de la gran ciudad, algunas vulgares y otras bastante acertadas. Casi a punto de dar por perdida la tarde, me impactó la foto de una mujer que se miraba en el espejo. Estaba tomada desde un lateral del espejo, así que ella no miraba directamente a la cámara, sino a un lado. Llevaba el pelo corto, desordenado, como recien levantada. Su mano izquierda se apoyaba en la nuca y miraba seria a su reflejo en el espejo, la cabeza ligeramente ladeada, investigando, buscando, descubriendo las marcas que una vida con demasiados reveses había dejado en una cara que, aunque atractiva, había conocido mejores épocas. Una mirada que hacía que casi te pudieras asomar a la vida de aquella mujer para descubrir todo lo que le había pasado.

Debería haber sido increíblemente bella de joven, los hombres habrían caído a sus pies por docenas; y ella, a pesar de los convencionalismos de la época, habría demostrado ser más viva e inteligente que el mundo que la rodeaba, sabiendo aprovechar el momento y experimentando todo aquello por lo que otras suspirarían en secreto. Pero como todo en esta vida, habría perdido poco a poco la ilusión por lo que tenía, dejándose llevar por una existencia que la superaba, hasta que aquella mañana, ese fotógrafo supo retratar la serenidad de rememorar todo aquello que fuimos y que añoramos recuperar antes de que sea demasiado tarde.

No lo pude aguantar, y volví a casa en silencio, donde rompí a llorar por no haber conocido más de aquella mujer.

3 comentarios:

mas de mi que de... lirio

3 de junio de 2008, 8:32

Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Belén Peralta

13 de junio de 2008, 21:57

Qué entrada más hermosa que me hizo reflexionar, y bastante...

Anónimo

14 de junio de 2008, 2:16

bonitos sentimientos, sobre todo pensando que son dedicados al retrato de una mujer desconocida.

Un beso, simplemente yo