Tú (II)

Por más que lo intento me es imposible impedir que mis pensamientos vuelvan a tí una y otra vez, suaves como la brisa del mar en las alas de las gaviotas, ardientes como las llamas que lamen los troncos de la hoguera, salvajes como una manada de lobos rondando a un cordero indefenso.

¿Quién eres? Eres todo lo que yo quiero conseguir, retales de deseos almacenados durante toda una vida escondido en una cueva donde, iluminado por una pobre hoguera, intentaba imaginar cómo sería el Sol y darle tu imagen. He salido de la cueva, pero por ahora aun es de noche.

Esperaré a que se haga de día.

1 comentarios:

Ligeia

7 de abril de 2008, 22:39

Espera, pero hazlo fuera y disfruta del amanecer.

Un saludo