Te dejaré tranquilo

Me iré algún día, no muy tarde, y te dejaré tranquilo. Soy un ser solitario y nómada que por lo general no se queda demasiado tiempo en el mismo sitio. Debo confesar que, a veces, le tomo gusto a alguien y no lo abandono hasta mucho tiempo después, incluso hasta su muerte, pero no te preocupes: estas veces son las menos, y por ahora no eres ese tipo de persona al que le cojo gusto.

Siempre que visito a alguien, como a ti desde hace unas semanas, empiezo por hacerme una idea de qué podía esperarme. Tengo que planificar mi trabajo, ya que de lo contrario, no sería ni la mitad de efectivo de lo que me acusan, y desde los albores de la Humanidad he estado aquí con vosotros. En tu caso fue fácil, eres casi como un libro abierto donde lo único que tenía que hacer era leer, apretar ciertos resortes de lo más evidentes, y ¡voilà! a funcionar. De verdad que no se cómo puedes ser tan patético y dejar tantas puertas abiertas a los demás. Si sigues así, tendré que visitarte más a menudo hasta que aprendas a cerrarlas.

Al principio el progreso hacia tu estado de ánimo actual fue lento. Es de admirar lo fuerte que eres, lo admito. Pero tengo la experiencia acumulada de toda una vida al lado de la Humanidad, así que no me menosprecies. Intentabas volver a tu calma inicial, y yo intentaba que no llegaras, apretando un botón aquí y otro allá. Me costó, no creas que iba a desistir: sería la primera vez, y no estaba por la labor. Al final tu lucha fue inútil y caíste en mis garras.

¡Qué gozada! Has sido uno de mis trabajos más elaborados. El torbellino de pasiones que pude desatar en tí era de lo más variopinto. Estaban los clásicos que siempre he encontrado en las personas en tu misma situación: añoranza por lo que se deja atrás frente a la promesa de emociones de la nueva etapa, melancolía por lo que no pudo ser enfrentada a alegría por un sentimiento casi liberatorio. Pero en tu caso hay otros elementos que se apartan del canon preestablecido en estas situaciones, pero que tampoco le son demasiado extrañas: ilusión, desazón, ansiedad, ardor, confianza, decepción,... Creé un cóctel explosivo como pocas veces.

He de reconocer que no ha sido todo obra mía. Admite que has colaborado, aunque sea un poquito, poniendo otros sentimientos que me son ajenos, pero que reaccionan conmigo igual que las gotas de agua sobre el aceite hirviendo. No te preocupes, aunque yo tengo bastante maldad, soy honesto y no voy a desvelar lo que he visto aquí dentro. Eso es cosa tuya y de esa chica, quien quiera que sea, exista o no... Vaya, siento que te hayas puesto así, pero la maldad es lo que tiene...

Bien, voy a ir despidiéndome. Por ahora me estoy divirtiendo de lo lindo, pero como tengo mucho trabajo por ahí no creo que me quede mucho tiempo. Hasta que me vaya espero que disfrutes tanto como yo de lo que he desatado, y que te sea leve o, al menos, llevadero. Y por favor, para cuando me vaya, si no te cuidas y no tomas precauciones con tu interior, aumentas las posibilidades de que te vuelva a visitar más pronto que tarde. Anímate. Aunque interesante y con posibilidades, no eres mi tipo y no creo que me quede mucho tiempo. Aunque esto es algo que nunca he podido calibrar a priori.

Atentamente

Tu tristeza

1 comentarios:

Anónimo

22 de mayo de 2008, 12:40

Me ha gustado.

un beso, simplemente yo